La maternidad siniestra en Distancia de rescate de Samanta Schweblin

En primer lugar, destacamos el espacio desconocido que la rodea. Ella junto a su familia viven en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y, en las vacaciones migran hacia la zona rural (sitio donde se lleva a cabo el desarrollo de la novela). De esta manera, acostumbradas a
un modo de vida urbano, Amanda y su hija se van a encontrar fuera de su zona de confort. Al ir a la zona rural, es todo completamente distinto, aquel lugar donde encontrábamos sosiego y seguridad, es ahora sinónimo de agresión. La desorganización y tranquilidad en un terreno peligroso y tenebroso, van a generar en Amanda un sentimiento de angustia, que automáticamente se ve reflejado en la sobreprotección para con su hija: "[…] Esa distancia variable que me separa de mí hija, y me pasó la mitad del día calculándola, aunque siempre arriesgo más de lo que debería”.
Por otra parte, se encuentra el factor heredado de Amanda. El cálculo de la distancia de rescate es un mecanismo que las madres transmiten de generación en generación. Amanda lo heredó de su madre, y se relaciona con la certeza de que el mundo es un lugar peligroso y amenazante. La distancia de rescate se activa debido a que, como dice Amanda: “tarde o temprano sucederá algo terrible. Mi abuela se lo hizo saber a mi madre, toda su infancia, mi madre me lo hizo saber a mí, toda mi infancia, a mí me toca ocuparme de Nina”.
Teniendo en cuenta lo analizado, el modo de actuar de Amanda, en cierto punto con una vista ciega o poniendo toda su fe en la distancia de rescate, reconstruyen así un recuerdo en el cual se hace difícil diferenciar los hechos de las sensaciones y las emociones vividas por una madre que llega a un lugar que siente como amenazante; sin embargo, nunca es capaz de nombrar el peligro.
Comentarios
Publicar un comentario